21 DÍAS DE ORACIÓN

Día 21

Juan 17:20 “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos”.
ORACIÓN A LARGO PLAZO

La importancia de orar por los creyentes y sus frutos, más allá de la presente generación, nunca se puede desestimar. Hace más de 30 años el testimonio de un anfitrión de un programa de radio cristiano me desafió a orar más allá de mi presente generación y también orar hasta por cuatro generaciones de mi familia, por su salvación y su servicio fiel a Cristo. En ese programa el anfitrión dijo que su bisabuelo había orado y visto que en las cuatro generaciones siguientes cada persona era salva y estaba sirviendo activamente al Señor. Yo le agradezco a Dios Su fidelidad porque he visto que Él contesta las mismas oraciones por la salvación y servicio fiel en la vida de mis hijos y también veo que esto comienza a suceder en las vidas de mis nietos.

Moisés también demostró la importancia de la oración a largo término cuando oró en Salmo 90:16, “Aparezca en tus siervos tu obra, y tu gloria sobre sus hijos”. Moisés estaba orando por dos generaciones, por la revelación de Dios de Su poderosa obra y la presencia manifiesta entre ellos mientras navegaban por las aguas del juicio de Dios.

En Juan 17:20, Jesús demostró la importancia de la oración a largo término por las generaciones futuras de creyentes. Él no solo oró por Sus discípulos del momento, quienes podían llevar el evangelio al mundo en esa generación, sino que también oró por “los que han de creer en mí por la palabra de ellos”. “Creer” significa confiar en Jesús mediante la fe y la obediencia. Esto muestra que Jesús está intercediendo por todas las generaciones futuras de los creyentes, la cual incluye la presente generación en la que vivimos y hasta todas las generaciones de seguidores que creerán más allá de esta generación presente. Estos versículos destacan a Jesús como el eterno Sumo Sacerdote que siempre intercede a favor de aquellos que creerán, lo que demuestra Su papel como mediador del nuevo pacto entre Dios y los hombres (Hebreos 7:17, 25; 9:15; 1 Timoteo 2:5). Este versículo también señala la manera en que Jesús oró por la culminación de la misión mediante Sus discípulos y todos los futuros testigos. “Palabra” representa el mensaje completo del Cristo resucitado que Sus seguidores fielmente proclamarían al mundo perdido en la generación presente y en todas las generaciones que seguirían mediante la multiplicación de los discípulos.

¿Está usted orando oraciones a largo plazo?

¿Qué sucedería si lo hiciera?

  • Padre, enséñame a invertir en las futuras generaciones mediante oraciones a largo término.
  • Padre, haz que mi iglesia sea fiel al orar oraciones a largo término.
Día 20

Juan 17:18-19 “Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad”.
APARTADOS Y ENVIADOS

En Juan 17:19, Jesús se refirió a Su propia santificación. No hay nada acerca de Jesús y Su carácter que necesite santificación porque Él es perfecto, sin embargo, el hecho de agradar y obedecer al Padre es central para el proceso y el hecho de la santificación en Su vida y de modo especial en las vidas de Sus discípulos. El prerrequisito para la santificación de los discípulos era la cruz, el sepulcro y la exaltación de Jesús. Esto dio por resultado la dádiva del Espíritu de Dios que permitió que los discípulos fueran salvos, guardados en el carácter o nombre de Cristo (17:11) y apartados en la verdad de Dios (17:17). La obra de santificación era “por ellos” y permitiría que enviara a los discípulos a testificar al mundo para cumplir la misión de Dios en Cristo (Juan 17:18).

Nótese que Jesús se santificó a sí mismo (“yo me santifico a mí mismo”), lo que luego demostró Su unidad con el Padre y el deseo de glorificarlo al cumplir con los propósitos de Su Padre. Los discípulos eran diferentes en este aspecto y no podían santificarse a sí mismos. Por el contrario, dependían del Padre para santificarse en la verdad como Jesús se santificaba a sí mismo (Juan 17:17, 19). Al igual que Jesús fue apartado y completó Su misión para el mundo en obediencia al Padre, ahora la misión de Sus discípulos podría llevarse a cabo a medida que ellos fueran obedientes para ser enviados (Juan 17:18). El Padre envió a Jesús y en esta oración Jesús enfatizó la importancia de enviar a Sus discípulos al mundo. “Enviar” se refiere al hecho de ser enviado a una misión con un propósito determinado.

Los dos versículos de hoy muestran cierto vínculo entre la santificación y la misión de Jesús y Sus discípulos. Así que, la santificación es un prerrequisito para el cumplimiento de la misión. Por último, vale la pena notar que tanto Jesús como sus discípulos fueron enviados “al mundo”. Al igual que mediante Jesús, Dios no abandonó al mundo a su pecado, sino que proporcionó la salvación para el mundo. Así que ahora también Jesús envió a los discípulos al mundo para proclamar la salvación a todo el que escuchara y creyera (Juan 3:16-21).

El mundo se beneficia de la santificación de Jesús y Sus discípulos. Un avivamiento y un despertar espiritual siempre incluyen una renovación o avivamiento de la iglesia por su deseo de ser santa y piadosa en una relación correcta con Cristo. Hoy, la falta del carácter semejante a Cristo está paralizando a la iglesia en Norteamérica.

En Juan 17:6-19, vemos que Jesús oró por el carácter de Sus discípulos como también pidió que los guardara en Su nombre, los protegiera del maligno y los apartara en Su verdad. Cuando esto sucede en la vida de un cristiano, se produce una vida santa, apartada e íntimamente relacionada y dependiente de Cristo. Los cristianos de todas partes necesitan oraciones que se “enfoquen en el carácter” como Jesús oró en Juan 17:6-19. Sin santidad, la misión de la iglesia en Norteamérica continuará impedida. ¿Qué hará usted?

  • Padre, enséñame a orar por santidad en mi vida y en mi iglesia.
  • Señor, haz que mi iglesia sea devota al pedir en oración tener un carácter semejante a Cristo.
Día 19

Juan 17:17 “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad”.
APÁRTESE Y SANTIFÍQUESE

La santificación era algo grande para Samuel Stoddard, quien desde 1669 hasta su muerte en 1729 pastoreó la Primera Iglesia Northampton, una congregación puritana. Stoddard, el abuelo de Jonathan Edwards, fue instrumental en preparar el camino para un movimiento de Dios mediante un avivamiento y un despertar espiritual durante el Primer Gran Despertar en el Valle del Río Connecticut. Stoddard era un fiel pastor que creía en una experiencia definitiva de conversión y un cambio de vida mediante la santificación. Él predicó estas verdades con gran pasión y deseo sincero de ver a su congregación y a los perdidos rendidos a Jesús. Stoddard creía que si el ministro predicaba la doctrina correcta mediante la fiel exposición de la Palabra de Dios, conmovería y motivaría al pueblo para que se convirtiera y consagrara. Él creía que la Palabra de Dios en conjunto al Espíritu Santo obraba para doblegar el orgullo humano y llevar al pueblo al punto de humillarse ante Dios convencido de su pecado.

Esto, eventualmente, los llevaría a la salvación eterna y a la santificación en Cristo. Stoddard también estaba convencido de que la congregación estaría lista para un avivamiento cuando el ministro y los congregantes fueran fieles a su llamado a Cristo mediante una sincera conversión y una vida apartada. Aunque Stoddard no vio venir el avivamiento, su nieto, Jonathan Edwards, y la iglesia sí experimentaron el avivamiento durante el Primer Gran Despertar (1732-1767).

En Juan 17:17, Jesús oró en específico por Sus seguidores, pidiendo que fueran santificados y apartados en Su Palabra o verdad. “Santificado” significa literalmente hacer santo, apartar o separar a alguien como justo o piadoso para el servicio de Dios. Si los discípulos de Jesús iban a ser santos y a tener el carácter de Cristo, sus vidas necesitarían que Jesús, la Palabra eterna de Dios, les diera forma y dirección. Así que, Jesús oró en específico por su santificación personal, la cual solo se efectuaría mediante la presencia y el poder sobrenatural del Espíritu de Dios obrando en sus vidas, lo que les permitiría vivir en el mundo sin pertenecer al mundo.

“Verdad”, en el Evangelio de Juan, por lo general representa la revelación de Dios en Jesús. “Verdad”, por lo tanto, equivale en este texto al “logo eterno” o el Verbo de Dios, y a Cristo, viviente, encarnado y resucitado quien, por Su propia declaración, es “el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 1:1-18; Juan 14:6). Incluso así, con esta oración, Jesús oró que Sus discípulos no solo aceptaran la idea de ser santos y apartarse a través de la fe, sino que también se rindieran a la realidad de la vida santa que se desarrolla diariamente mientras se vive en el mundo.

Esta oración por santificación era una oración donde Sus seguidores encontrarían la verdad de Dios en Jesús y en Su Palabra. Estos encuentros, si se aceptaban y encarnaban, a su vez darían por resultado una vida de obediencia radical a la verdad. Así que, cuando Jesús oraba que Sus discípulos fueran diferentes o apartados para vivir la verdad de Dios, tenía el propósito expreso de que el mundo pagano fuera testigo de su fe auténtica y creyera que Jesús es el único que les podría dar la vida eterna. ¿Está usted orando por ser santificado en la verdad de Dios?

  • Señor, enséñame a orar por la santificación en mi vida y en mi iglesia.
  • Padre, haz que mi iglesia llegue a estar lista para tener un avivamiento mediante las vidas santificadas en Cristo.
Día 18

Juan 17:15 “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal”
¿ESTÁ USTED ORANDO POR PROTECCIÓN?

Hace años me senté en el estudio de un gran pastor que estaba llorando porque la semana anterior dos jóvenes de su grupo de jóvenes habían muerto trágicamente en un accidente de autos. Él estaba conmovido por la familia y la pérdida de estos jóvenes. Pero también estaba preocupado porque ambos estudiantes y su chofer estaban muy borrachos, aunque venían de magníficos hogares cristianos y una vez fueron líderes en el grupo de los jóvenes. El pastor me preguntó cómo podía suceder algo así y me dijo: “¿Qué estarían pensando y por qué sucumbieron ante la tentación de tomar y manejar?” Luego dijo: “Como iglesia, ¿qué podemos hacer para asegurarnos que esto no vuelva a suceder?” Le aseguré que era imposible estar seguros de que esto nunca volviera a suceder porque a veces los creyentes toman malas decisiones que llevan a consecuencias desastrosas.

También le dije que la iglesia podía orar por la protección del maligno y sus tentaciones. Con lágrimas corriendo por sus mejillas él respondió: “Ese es el problema. Como cristianos, realmente no hemos estado orando de una manera organizada por nuestros jóvenes o el uno por el otro. De hecho, como pastor yo no he guiado a nuestra iglesia como debiera. Pero esto va a cambiar”. Desde ese día en adelante las cosas sí cambiaron.

En el texto de hoy, Jesús fue muy específico al orar porque Sus seguidores fueran guardados “del mal” (Juan 17:15). Él sabía que la protección de las decepciones y engaños de Satanás solo puede suceder mediante el Padre. Pronto Jesús se iría y le preocupaba que Sus testigos pudieran caer en la tentación y así destruir su testimonio al mundo. Jesús sabía que Satanás es un ladrón que anda robando, matando y destruyendo el gozo y el testimonio de cada creyente. Esta oración vuelve a mostrar cuánto Jesús dependía del Padre por medio de la oración. Jesús entendió que la vida santa de sus discípulos fracasaría si ellos fueran a depender de su propia sabiduría y fortaleza para vencer al diablo.

Es interesante que en Mateo 6:13 y en Lucas 11:4 Jesús enseña a Sus seguidores a orar por la protección del maligno. En Juan 17:15, Él también ora por esto mismo. Esto, evidentemente, es una oración muy importante que los creyentes debemos orar fielmente pidiendo los unos por los otros. Estoy convencido de que hoy, en Norteamérica, la misión avanza lentamente por la recriminación, opresión y engaño que reciben muchos cristianos ya que el enemigo y sus flamantes flechas están destruyendo sus testimonios.

Vivir una vida piadosa en santidad no puede llevarse a cabo aparte de la obra del Espíritu de Dios. La guerra espiritual es una parte real de la experiencia cristiana y la oración es clave para que los creyentes puedan decir “no” a las tentaciones de Satanás. A menudo, los creyentes y las iglesias esperan hasta que las familias están desmoronándose o los niños se descarrían antes que la iglesia ore. Jesús, al orar por Sus discípulos y la protección de Satanás, está modelando la oración proactiva en lugar de la oración reactiva. Él oraba a favor de ellos a medida que los enviaba al mundo como Sus testigos. ¿Están usted y su iglesia orando oraciones proactivas para que Dios los proteja a usted y a los demás creyentes del maligno? Si no, ¿por qué?

  • Padre, perdona mi negligencia al no orar proactivamente por la protección del maligno.
  • Señor, enseña a mi iglesia la seriedad de la oración proactiva en medio de la guerra espiritual, pidiendo protección del maligno
Día 17

Juan 17:14-16 “El mundo los aborreció, porque no son del mundo […] No ruego que los quites del mundo […] No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo”
EN EL MUNDO, PERO NO DEL MUNDO

En 1939, el pastor Paul Schneider fue el primer ministro protestante que los nazis martirizaron antes de la Segunda Guerra Mundial. Él era pastor de una iglesia evangélica y en sus escritos y predicaciones Schneider criticó y rehusó perdonar la inmoralidad, hipocresía y enseñanzas de Hitler y sus líderes, como también a los cristianos que estaban participando con el partido nazi. Con el tiempo, Schneider comenzó a excomunicar a los feligreses que seguían las enseñanzas nazis y llevaban un estilo de vida contrario a las Escrituras. Pronto lo arrestaron y encarcelaron. Dos meses más tarde lo dejaron libre con la advertencia de no regresar a su iglesia. A pesar del hecho que sus acciones le podrían costar la vida, Schneider supo que debía permanecer fiel a la Palabra de Dios y obedecer a Dios y no al hombre.

Después de regresar a su iglesia, Schneider comenzó a predicar, pero lo arrestaron, encarcelaron y más tarde lo mataron con una inyección letal para que sirviera de ejemplo a todos los ministros. Como es obvio, los líderes nazis odiaban y despreciaban a Schneider por su fe en Dios, pero él estuvo dispuesto a pagar hasta el último precio con tal de ser fiel a Cristo. Él estaba en el mundo, pero no era del mundo.

En el texto de hoy, Jesús oró pidiendo que los discípulos tuvieran la santidad y el carácter semejante a Cristo. Esto significa que Sus discípulos necesitaban estar en el mundo, pero no ser del mundo. En la práctica, ¿qué significa esto para Sus discípulos?

Primero, Jesús oró por los discípulos, sabiendo el odio que recibirían del mundo. “Odio” significa que el mundo los despreciaría y perseguiría. También se refiere a la oposición apasionada que se encuentra en aquellos que tienen creencias, prácticas y morales opuestas. “Mundo” se refiere al sistema mundial de creencias y a los que se adhieren a esas creencias que son contrarias a Jesús, Sus enseñanzas y mandamientos. Así que, la palabra “mundo” representa a aquellos en oposición directa a Dios, incluyendo a los líderes judíos y al mundo pagano. Debido a esto, a Sus discípulos no les debía sorprender tal odio ya que ellos no pertenecían al mundo.

Segundo, Jesús no estaba pidiendo sacar a Sus discípulos del mundo. Los discípulos fueron llamados al mundo como mensajeros de Cristo. Ellos fueron enviados al mundo al igual que el Padre envió a Jesús al mundo (Juan 29:21). Tercero, una vez más se compararon a los discípulos con Jesús. Ellos eran Sus embajadores y como Él, tampoco eran del mundo que los trataría como trataron a Jesús. Ellos eran santos, apartados y el lugar de su origen había cambiado debido a su relación con Jesús. Ahora ellos eran nacidos de arriba y eran recipientes del reino de Dios (Juan 3:1-16). Ellos eran “linaje escogido, real sacerdocio, nación santa” el pueblo especial de Dios que fue llamado para proclamar Sus alabanzas (1 Pedro 2:9-10).

Debido a esto, era de esperarse el odio del mundo. Pablo entendió esta verdad cuando dijo: “Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución” (2 Timoteo 3:12). ¿Está usted en el mundo, pero no es del mundo? ¿Cómo está usted lidiando con el odio y la persecución?

  • Padre, ayúdame a estar firme cuando el mundo me odie porque en Jesús soy diferente.
  • Haz que mi iglesia sea un refugio de descanso para aquellos que están en el mundo, pero no son del mundo.
Día 16

Juan 17:13 “Pero ahora voy a ti; […] para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos”
¿ESTÁ USTED GOZOSO EN JESÚS?

El gozo de Jesús es mucho más profundo que la mera felicidad en una vida cristiana. John Huss demostró esta verdad a lo largo de su vida. Huss (1369-1415) era un sacerdote bohemio que pastoreó la Iglesia Belén de Praga, y era devoto a la vida santa y a la proclamación de las santas Escrituras.
Huss promovió la lectura y enseñanza de la Biblia y estaba a favor de la reforma moral entre el clérigo. Él sostuvo que Cristo era la cabeza de la iglesia y se debía obedecer por sobre cualquier papa que no fuera fiel a las enseñanzas de la Biblia. Pronto lo hicieron ver como un enemigo de la iglesia y lo excomulgaron. Con el tiempo arrestaron a Huss y lo condenaron a ser quemado en una hoguera si no desmentía sus creencias. Mientras lo quemaban en la hoguera Huss rogó a Dios que tuviera misericordia de sus enemigos y citó los Salmos. A pesar de esta muerte cruel, Huss permaneció gozoso y en paz en Jesús hasta el mismo fin.

En Juan 17:13, Jesús oró por Sus discípulos y su gozo. “Gozo” se refiere a estar consciente de entender que uno posee el favor y la gracia de Dios. El “ahora” representa una realidad presente que puede tener una influencia duradera. Jesús oró por este mismo gozo en Juan 15:11 cuando habló a Sus discípulos para que Su gozo pudiera “permanecer” o estar presente y “cumplido” en cada uno de ellos. En Juan 15:11, el propósito de que los discípulos experimentaran el gozo completo de Jesús está relacionado con su habilidad de permanecer unido a Jesús mediante una relación íntima y por producir mucho fruto para Su reino. Esto también es cierto en Juan 17:13, pero con una diferencia importante. En Juan 15:11, todavía Jesús estaba presente y hablando con los discípulos en persona. En Juan 17:13, Jesús estaba presente, sin embargo, también estaba orando (“Pero ahora voy a ti”) por un futuro gozo para ellos que podría ser posible mediante la venida del Espíritu Santo cuando Jesús ya no estuviera con ellos de forma corporal.

Este gozo completo en Jesús permitiría mucha fidelidad y fruto en la misión para todos los seguidores presentes y futuros (Juan 17:20; 15:16). Jesús demostró que esta dependencia absoluta en el Padre es esencial si los discípulos van a poseer el pleno gozo de Jesús como Sus discípulos en un mundo pagano y hostil. Esto era necesario porque los discípulos, al igual que Jesús, ya no serían “del mundo” y el mundo los odiaría (Juan 17:14-16).
¿Está usted hoy gozoso en Jesús?

Padre, ayúdame a orar y caminar a diario en Tu gozo.

Señor, haz que mi iglesia sea un lugar donde abunde el gozo de Jesús.

Día 15

Juan 17:11 “…voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre”.
ORAR POR UN CARÁCTER SEMEJANTE AL DE CRISTO

Hace años, una tarde de un sábado lluvioso, llevé a mi familia al cine. Los dejé frente a la puerta y fui a buscar el espacio más cercano que pudiera encontrar para estacionarme. Parecía que ese día toda la ciudad estaba en el cine y solo pude encontrar un espacio abierto muy al final del parqueo. Salí del apretado lugar y con rapidez abrí la puerta para saltar y correr deprisa a unirme con mi familia. Cuando abrí la puerta, un fuerte viento sopló e hizo a la puerta golpear un carro deportivo nuevo de mucho valor que estaba junto al mío. Cuando halé la puerta para cerrarla, descubrí que había una gran abolladura y rasguño en la puerta del otro auto. En ese momento tenía que tomar una decisión. ¿Haría lo correcto dejando mi información para que se comunicaran conmigo o debía volver a mi auto y buscar otro espacio? Gracias a Dios, resistí la tentación de mudar mi auto e hice lo correcto.

Más adelante, esa tarde, sonó el teléfono. Era la señora dueña del auto. Yo me disculpé y le aseguré que mi seguro cubriría los daños. Entonces ella me dijo: “Yo solo lo estaba llamando para agradecerle el haber dejado su información. La mayoría de la gente sencillamente se habría ido para buscar otro lugar”. Le contesté que no moví mi auto por ser un seguidor de Jesús. Le pregunté si ella era creyente, pero no lo era, entonces me pidió que le hablara más sobre ser una cristiana. Tuve la oportunidad de darle mi testimonio y cómo Cristo había cambiado mi vida. Al terminar la conversación, ella me dijo: “Sr. Schofield, gracias que como cristiano actúa como habla, esto ha sido refrescante para mí”. Después que colgamos, oré que el Señor diera fruto en su vida y le agradecí al Señor el valor de haber hecho lo correcto.

En el versículo de hoy, la partida de Jesús se avecinaba con rapidez y era grande la carga que sentía porque Sus discípulos permanecieran unidos en compañerismo con Él. En esencia, en esta oración Jesús ora en específico que Sus seguidores sean santos en su carácter como el Padre (nótese el uso de “Padre Santo”) y la petición de que los guarde en Su nombre o carácter. El término “guárdalos” se refiere al concepto de estar guardado, pero en este caso se relaciona más bien con la idea de estar guardado en la intimidad mediante una relación personal, en lugar del sentido de estar protegido del peligro de cosas ajenas. El deseo de Jesús para Sus discípulos era que vivieran vidas santas al estar unidos a la “Vid verdadera” que al final produciría corazones que estuvieran enfocados personal y corporalmente al corazón y deseo de Jesús (Juan 15).

Así que, con esta oración Jesús demostró la importancia de depender del Padre para una vida cristiana vibrante, real y viva. La cultura pagana de hoy necesita ver que los seguidores de Cristo estén viviendo un cristianismo genuino. Eso solo puede suceder cuando el Padre “guarda” a los creyentes con el carácter e intimidad de Jesús. Cuando esto sucede, los incrédulos se encuentran con cristianos verdaderos que se ocupan de ellos y están caminando con un verdadero Salvador capaz de librarlos “de la potestad de las tinieblas” (Col. 1:13-14). ¿Pueden los no creyentes ver a Cristo viviendo en la vida suya? ¿Es esa su oración?

Padre, guárdame en Tu nombre y carácter.

Señor, usa nuestra iglesia para orar fielmente pidiendo que los cristianos actúen como hablan.

Día 14

Juan 17:9-10 “No ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son, […] y he sido glorificado en ellos”.
ORE EXPRESAMENTE POR LOS CREYENTES

El texto de hoy presenta dos verdades relacionadas a la oración por los creyentes que son esenciales si queremos ver un avivamiento en la iglesia.

Primero, a veces los creyentes necesitan enfocarse en orar los unos por los otros. En este texto Jesús dejó muy claro que Sus oraciones no eran por el mundo sino por Sus discípulos que el Padre le dio (Juan 17:9). Aquí, Jesús no estaba sugiriendo que los creyentes nunca debían orar por los perdidos o por el mundo. La Biblia dice con claridad que las oraciones a favor de los perdidos y el mundo deben ser parte de la vida de todo cristiano (Salmo 126:5-6; Mateo 6:9-10; Romanos 10:1-2; 1 Timoteo 2:1-4). Sin embargo, lo que ilustra la oración de Jesús es que a menudo es necesario que los creyentes enfoquen sus oraciones en necesidades espirituales específicas relacionadas al crecimiento y la madurez del cuerpo de Cristo por el bien del cumplimiento de la misión de Cristo. Las oraciones intercesoras de Pablo también señalan esta verdad (ejemplo: Efesios 1:15-21; 3:13-21; 1 Tesalonicenses 3:11-13).

Segundo, Jesús aclara bien que Su glorificación está vinculada a los discípulos que el Padre le dió. Por lo tanto, es imperativo que los seguidores de Jesús tengan un carácter semejante a Cristo y vivan vidas santas como testigos de Él y de Su resurrección. Cuando los creyentes están orando por esto y cumplen su llamado y misión, Jesús es “glorificado”, lo que termina trayendo gloria al Padre y es una respuesta directa a la oración de Jesús en Juan 17:1. En 1892, cuando iba de camino al campo misionero después de abordar un barco para la India, un amigo personal de su padre le dio una nota a John “Praying” Hyde. La nota era corta, pero hizo un impacto imperecedero en Hyde. De hecho, al principio lo hizo airarse. Decía algo como esto: “No dejaré de orar por ti hasta que tengas la plenitud del Espíritu Santo”.

La primera lectura de esta nota hirió el corazón y orgullo de Hyde de una manera muy profunda. Luego, cuando Hyde oró sinceramente y se rindió a Dios, por fin Dios le dio la victoria sobre el pecado del orgullo que con tanta facilidad lo acosaba. Las fieles oraciones del amigo de su padre dieron un fruto eterno, y después Hyde llegó a ser conocido como John “Praying” Hyde. A lo largo de unos 20 años, él fue instrumental al orar y experimentar un avivamiento y despertar espiritual en la provincia de Punjab en la India.

Hoy día, la iglesia norteamericana tiene problemas porque nos negamos a volver al Señor en piedad y santidad. Debido a esto, Dios no está complacido con Su pueblo y nos está entregando, a nosotros y a nuestro país, a nuestra desaparición (Romanos 1:18-32).

En los días de Jesús, Él sabía que Sus discípulos necesitaban el ungimiento, la santificación y la protección de Dios para recibir poder y llevar el evangelio a un mundo pagano. ¿Cómo está usted orando por los cristianos y las iglesias en un momento en que necesitamos con desesperación la misericordia de Dios por medio de un avivamiento y un despertar espiritual?

Padre, enséñame a orar fielmente a favor de mis compañeros testigos cristianos.

Señor, haz que nuestra iglesia ore con fidelidad por un avivamiento en las vidas cristianas.

Día 13

Juan 17:9 “Yo ruego por…”
LAS ORACIONE S DE UNO SOLO

¿Cree usted que las oraciones de una persona pueden hacer una diferencia? Jerónimo Savonarola (1452-1498) creía que sus oraciones podrían hacer una diferencia y que ayudarían a activar un avivamiento y un despertar espiritual en Florencia, Italia. Savonarola estaba muy alterado por la injusticia, inmoralidad y corrupción de la población en general y hasta en muchos líderes de la iglesia católica. Esto llevó a Savonarola a interceder durante largas horas de un modo muy apasionado. A menudo él caminaba por la orilla del río en Florencia y lloraba mientras oraba por el pueblo y la ciudad. Con frecuencia lo encontraban llorando y orando en los peldaños del altar en la iglesia.

Pronto Dios comenzó a oír el clamor de Savonarola, a medida que el Espíritu de Dios comenzaba a traer una profunda convicción en los obstinados creyentes, los líderes de la iglesia y los perdidos. Pronto llegó un avivamiento y la ciudad ardía como un albergue de la vitalidad espiritual y moral desde 14961498. Pronto, como sucede a menudo, la élite de los religiosos corruptos se indignaron con las grandes cantidades de salvaciones y los cambios morales que el avivamiento trajo a la ciudad y más allá. En un parque público ahorcaron y quemaron a Savonarola y a dos acompañantes.

En Juan 17:9, Jesús oró por Sus discípulos. En este texto resaltan cuatro verdades de Su oración.

Primero, el acto de la oración de Jesús mostró que Él creía que la oración podía hacer una diferencia eterna en cómo los testigos cristianos viven sus vidas y cumplen con su papel como Su embajador en el mundo perdido. Por lo tanto, Él entregó las vidas y misión de los discípulos al Padre porque Él dependía, en oración, de Su padre.

Segundo, el uso en particular del término “ruego” muestra que Jesús oraba con regularidad y desde una posición íntima y única con el Único a quien Él le rogaba a favor de Sus discípulos. Jesús modela que la oración siempre debe fluir de una relación vital con el Padre. De modo que Jesús está orando basado en Su relación con el Padre como el Hijo de Dios, Intercesor y Gran Sumo Sacerdote.

Tercero, la fuerza del término “ruego” demuestra que Jesús estaba buscando y suplicando fervientemente al Padre a favor de Sus discípulos. A Jesús le apasionaba pedir la intervención y ayuda del Padre por Sus discípulos que llevarían Su mensaje al mundo perdido.

Cuarto, el uso que Jesús le dio a este término señala que Jesús oraba exclusivamente por cosas específicas a favor de Sus discípulos y de aquellos que más adelante creerían por medio de su testimonio (ejemplo: Juan 17:11, 15, 17, 21, 24).

Jesús sabía que Sus discípulos dependían de la ayuda del Padre para andar en santidad y fidelidad en la misión como Sus testigos. Jesús y los creyentes, como Jerónimo Savonarola, nos demostraron que las oraciones sinceras, específicas, apasionadas que fluyen de un creyente que está caminando con el Padre pueden hacer una diferencia eterna para un avivamiento y un despertar espiritual en nuestro mundo. ¿Qué hará usted?

Señor, haz que mis oraciones fluyan de un despertar a una vida de intimidad y pasión por Ti y el progreso de Tu reino.

Padre, ayuda a nuestra iglesia a depender de Ti en oración.

Día 12

Juan 17:8 “Porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste”.
¿ESTÁ USTED “ENTREGADO POR COMPLETO” A JESÚS?

En el texto de hoy Jesús oró por Sus discípulos y por la confianza que ellos tenían en que Él era realmente quien decía ser. De modo que Jesús está testificando en Su oración que Sus discípulos ahora habían cambiado de ser tímidos seguidores para estar “entregados por completo” a Jesús y Su misión (Juan 17:7).

¿Qué significaba para los discípulos de Jesús estar “entregado por completo”? Jesús oró por tres realidades para aquellos que están “entregados por completo” a Él y a Su misión dada divinamente.

Primero, ellos “recibieron” las palabras y verdades que el Padre le dio a Jesús. “Recibieron” realmente significa tomarlas y hacerlas propias. Ellos no solo creyeron las palabras, sino que las tomaron de todo corazón como la revelación de la verdad de Dios y el mensaje divinamente inspirado de Dios por medio de Jesús. Esto permitió que los discípulos guardaran y obedecieran a Jesús y Sus palabras (Juan 17:6). Debido a esto, ellos no eran como muchos de los líderes religiosos de aquellos días que rechazaban a Jesús y Su mensaje (Juan 7:40-52; 10:1939; 12:42-43).

Segundo, ellos “han conocido” que Jesús vino del Padre. Las palabras de Jesús en el templo por fin ganaron terreno en sus corazones (Juan 7:28-29; 16:30-33). Comprender que Jesús es de origen divino era esencial si los discípulos de Jesús iban a ser los instrumentos en manos de Dios para darlo a conocer a las naciones.

Tercero, Él oró que creyeran que el Padre mandó a Jesús en una misión. Jesús era el Cristo que el Padre envió para dar vida eterna y rescatar a su pueblo de sus pecados (Mateo 1:21; Juan 6:66-71; 17:2-3).

Esta oración era para que Sus seguidores se convirtieran en discípulos que estaban en misión porque creían que Jesús fue enviado y que a su vez los enviaba a ellos (Juan 20:21). En esencia, Jesús está orando que Sus discípulos sean fieles seguidores que estén “entregados por completo” a Él, en relación con Él y con la misión. Si ellos iban a impactar al mundo pagano, Jesús sabía que cada uno tenía que poseer las cualidades que vienen por ser semejante a Cristo. Ellos tenían que ser discípulos que, como Jesús, recibieran, creyeran y fueran obedientes a la Palabra de Dios.

Para que esto sucediera, tenían que creer que Jesús, Su mensaje y Su misión procedían del Padre. A pesar de una breve temporada de confusión y dudas seguido de la cruz y la resurrección, las cualidades por las que Jesús oró en Juan 17 marcarían a Sus discípulos durante el resto de sus vidas. Ellos, excepto Judas, se convertirían en verdaderos seguidores de Cristo, entregados a darlo a conocer al mundo (Juan 17:12).

Eventualmente, esta entrega también le costaría la vida a la mayoría de los discípulos. La oración por un avivamiento involucra oraciones para que los creyentes estén “entregados por completo” a Jesús.

¿Están usted y su iglesia “entregados por completo” a Jesús? ¿Está usted orando que esto suceda en todas las iglesias a lo largo de Norteamérica?
Señor, dame las fuerzas para estar “entregado por completo” a Jesús.

Padre, haz que mi iglesia ore, pidiendo que los creyentes estén “entregados por completo” a Jesús.

Día 11

Juan 17:6 “He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste […] y han guardado tu palabra”.
¿GUARDA USTED LA PALABRA DE DIOS?

El avivamiento personal nunca viene sin un compromiso de guardar y obedecer la Palabra de Dios. Timothy Dwight, un nieto de Jonathan Edwards, es un testimonio de la importancia de la Palabra de Dios y un avivamiento. Dwight era un pastor cuando, en 1795, fue elegido como el nuevo presidente de Yale College. La universidad estaba luchando y solo tenía un poco más de 100 estudiantes, la mayoría no era creyente o estaba viviendo una experiencia cristiana superficial. La infidelidad y el libertinaje eran rampantes. La estrategia de Dwight para el avivamiento y el cambio era triple.

Primero, él viviría una vida de integridad y devoción, en obediencia a Dios y su Palabra, a la vista de los estudiantes y la facultad.

Segundo, él predicaría con oración la Palabra de Dios en la clase y en la capilla.

Tercero, él animaría enérgicamente, con todos sus estudiantes, el diálogo abierto y la oración concernientes a la vida espiritual. De repente, la atmósfera y el termómetro espiritual de la universidad comenzaron a cambiar.

Entonces Dwight comenzó a enseñar y a predicar sobre la pregunta: “¿Es la Biblia la Palabra de Dios?” Como resultado, los estudiantes comenzaron a tener reuniones de oración y discusiones extendidas sobre la conversión a medida que el Espíritu de Dios comenzaba a obrar milagrosamente en los terrenos de la universidad. Pronto el avivamiento impregnó toda la universidad, primero en 1802 y de nuevo en 1808, 1813 y 1815. Este avivamiento de la universidad también se extendió por las comunidades circundantes e influyó en el movimiento de avivamiento que barrió a todo lo largo de Connecticut durante el Segundo Gran Despertar.

En el versículo de hoy, Jesús testificó sobre dos cosas relacionadas a los discípulos que el Padre ya le había dado.

Primero, ellos eran recipientes de la presencia manifiesta del Padre a través de Su “nombre”. “Manifestado” aquí se usó para describir el hacer algo conocido que estaba previamente escondido o que era desconocido. “Nombre” representa toda la persona de Dios, Su carácter y naturaleza. Así que, dado que ellos habían visto y experimentado cómo Jesús enseñó, ministró y vivió entre ellos, ya habían visto y experimentado al Padre (Juan 1:1-18).

Segundo, los discípulos que el Padre le había dado a Jesús eran fieles en “guardar” la Palabra del Padre. “Guardar” se refiere al cuidado vigilante y la posesión o propiedad de algo. Debido a que ellos eran fieles a la revelación del Padre, ahora Jesús elogia la perseverancia de ellos para “guardar” la Palabra del Padre. Esta también se refiere a la obediencia de ellos, y ahora los aparta como fieles seguidores de Jesús. Ya que Jesús era fiel para “guardar” la Palabra del Padre (Juan 8:55), estos discípulos se identificaron con Jesús como Sus discípulos. Ellos, como Jesús, obedecían y guardaban la Palabra del Padre que ahora daría por resultado que Dios lograra los propósitos redentores mientras ellos se unían a Su misión y hacían que el mundo conociera a Jesús.

¿Podría decirse de usted y de su iglesia que han guardado y obedecido la Palabra del Padre? La santidad personal y el avivamiento siempre fluyen de una vida que encarne, haga, proclame y guarde la Palabra de Dios.

Padre, ayúdame a guardar Tu Palabra.

Señor, haz que mi iglesia sea un testimonio de Tu Palabra en nuestro mundo.

Día 10

Juan 17:5 “Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo”.
¿DÓNDE ESTÁ SU LUGAR DE ORACIÓN?

Hace poco me reuní con algunos pastores y líderes de Carolina del Norte para orar en unos lugares especiales de oración al occidente del estado, cerca de Hayesville y Marble, N.C. Todos estos lugares han sido especiales porque a lo largo de los años muchas personas se han reunido allí para orar, pero dos de estos locales se destacaron especialmente. El primero era un matorral de laurel de montaña donde el Tío Doc Barker y otros pastores oraron durante años mientras viajaban a pie, a caballo o en un coche para ministrar en lugares de predicaciones asignadas.

En el año 1930, este fue el lugar donde Fred Lunsford, de 5 años de edad, escuchó la oración de Barker: “Señor, preferiría morir en este matorral antes de ser un predicador sin poder”. El segundo fue un lugar donde la madre de George W. Truett, estadista Bautista del Sur, oró diariamente por su hijo y su familia bajo un árbol de nogal americano. En 1952, los pastores y líderes locales también oraron en ese mismo lugar, pidiendo que Dios levantara un campamento en la ladera adyacente. Dios contestó al próximo año cuando surgió el Centro de Conferencia y el Campamento Truett. Dios estaba verdaderamente cerca a estos lugares especiales de oración.

En el versículo de hoy, Jesús anhela la intimidad con el Padre mediante Su ascensión como el Cristo preencarnado y existente. La intimidad de Jesús con el Padre quedó demostrada en la tierra por Su continua vida de oración y devoción para encontrarse con el Padre en Su lugar favorito de oración, el Monte de los Olivos (Marcos 1:35; Lucas 22:39). Sin embargo, en su oración en Juan 17:4-5, es evidente que Él ansiaba el gozo de Su eterno e ininterrumpido compañerismo, comunión y estado que tenía con el Padre antes de entrar en el mundo y que lograría mediante Su ascensión al Padre, a quien Él se entregó en Su encarnación (Filipenses 2:5-11). ¿Qué nos enseña esto sobre la oración y el Padre cuando oramos por un avivamiento?

Primero, nos enseña la importancia de tener un lugar de oración donde encontrarnos con el Padre en intimidad y experimentar Su manifiesta y santa cercanía con regularidad. El mismo Jesús, el Tío Doc Barker, la madre de George Truett y los creyentes a lo largo de la historia han demostrado la importancia de tener un lugar reservado para encontrarse con Dios.

Segundo, no solo es importante tener un lugar físico para encontrarse con Dios, sino que es de suma importancia que los creyentes se encuentren con Dios íntimamente en ese lugar. Esto es lo que Moisés describió en el Salmo 91:1 como “al abrigo del Altísimo”. Moisés describió el lugar secreto como un lugar en el cual uno debe morar o permanecer. Esto es similar a la exhortación de Pablo en 1 Tesalonicenses 5:17, “Orad sin cesar”. El “lugar secreto” representa un escondite privado, personal, que está a salvo, seguro y que es un refugio para el alma. Este es un lugar al que solo el creyente individual puede ir con Dios, un lugar secreto de intimidad donde el creyente experimenta la presencia de Dios. Todo esto es posible gracias a la muerte, entierro, resurrección y ascensión de Jesús (Hebreos 10:19-25).

¿Tiene usted un lugar secreto de oración donde con regularidad se encuentra con Dios en intimidad? Si no, Dios está allí, esperando por usted.

Padre, perdóname por descuidar a menudo mi “lugar de oración”. Señor, haz de nuestra iglesia un “lugar de oración” por las naciones.

Día 9

Juan 17:4 “Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese”.
¿HA IDO USTED AL HUERTO?

En Juan 17:4, Jesús está anticipando y orando por la glorificación del Padre mediante Su pasión (muerte, entierro, resurrección y ascensión) y se refiere a Su pasión como algo que ya ha logrado. Sin embargo, en la vida real y en este punto de Su peregrinaje, todavía Jesús no había ido a la cruz. Entonces surge la pregunta, ¿por qué Jesús oró: “Yo te he glorificado” y “he acabado la obra”, si todavía no había ido a la cruz?

La respuesta se encuentra en Juan 12:23-32, la cual es la versión Juanina de la oración de Jesús en Getsemaní que se encuentra en Mateo 26:36-46, Marcos 14:32-42 y Lucas 22:39-46. En las oraciones en Getsemaní, Jesús oró por el cumplimiento de los propósitos del Padre con una oración apasionada, desesperada y literalmente rendida a la glorificación y propósitos eternos del Padre mediante la cruz, resurrección y ascensión.

En Su oración en Getsemaní, Jesús rogó en agonía que de ser posible el Padre pasara de Él la copa de Su sufrimiento y muerte por el pecado del mundo. Pero después Él murió a Sus propios deseos y ego cuando oró, diciendo: “Padre […] pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”

(Lucas 22:42). En Juan 12:27-28, Jesús oró por lo mismo cuando dijo: “Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora. Padre, glorifica tu nombre”. Esta oración de rendimiento y muerte es, en sí misma, la razón por la cual Jesús pudo orar en Juan 17:4 que ya había terminado y glorificado al Padre mediante el cumplimiento de la tarea y misión de redención del Padre mientras estuviera en la Tierra. Esto destaca dos verdades relacionadas a los creyentes y la oración al Padre pidiendo un avivamiento.

Primero, siempre llegará un punto en que, como creyentes, tendremos que morir a nosotros mismos cuando oramos por la voluntad del Padre en cuanto a un avivamiento, un despertar espiritual y la misión. La oración por el avivamiento siempre pedirá que se logren los propósitos soberanos de Dios antes que los nuestros. Es muy posible que esto incluya orar pidiendo rendirnos a Su obra de limpieza en nuestra vida personal, orar que se presente el momento oportuno que Dios haya elegido para traer el avivamiento y por la manera en que será el avivamiento y con quién Él comenzará el avivamiento. Un verdadero avivamiento y despertar espiritual que lleve al progreso misionero siempre será la obra de Dios y se hará a la manera de Dios, y esto comienza con nosotros.
Segundo, los creyentes deben estar dispuestos a “ir al huerto” con regularidad para orar y reunirse con el Padre. Este tiempo con Dios a menudo incluirá una oración intensa y desinteresada para glorificar al Padre a medida que Él cumple Sus propósitos eternos y redentores mediante las vidas de los creyentes.

Sin esta clase de rendimiento y compromiso para orar centrados en Dios, el avivamiento, el despertar espiritual y el progreso de la misión nunca llegarán a Norteamérica. ¿Ha estado usted últimamente en el “jardín” de la oración? Si es así, ¿qué necesita rendir en oración ante el Padre?

Día 8

Juan 17:2 “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”.”
ORAR A LA LUZ DE LA VIDA ETERNA

El don de Dios para la vida eterna es central en la oración de un verdadero avivamiento. Charles Finney creyó que el caso es así. Gracias a esto, Finney y sus escritos fueron instrumentales para desafiar, inspirar y preparar a los creyentes para que tuvieran un espíritu de oración prevaleciente acerca de la vida eterna. Un espíritu de oración que precedió, empapó y siguió sus cruzadas durante el Segundo Gran Avivamiento en Norteamérica (1787-1843).

Dios también usó muchas de sus campañas para levantar grupos de oración antes y durante el Avivamiento de Oración del Laico, en 1857-59, en el que más de un millón de personas se convirtieron a Cristo. Finney no solo promovió la oración personal que prevalece, sino que desafió a otros a tener oraciones unidas mediante grupos y reuniones de oración. Los campos universitarios, comunidades y ciudades que Finney visitaba ardían con los grupos de oración que practicaban la oración que prevalece por un avivamiento. Adonde quiera que iba Finney, desafiaba a la gente a reunirse para orar con un sincero arrepentimiento, una renovación personal y corporativa y la conversión de los perdidos. Finney fue un verdadero campeón de la oración para que otros pudieran recibir el don de la vida eterna.

En Juan 17:3, Jesús enfocó Su oración en la dádiva de la vida eterna. A medida que Jesús oraba, presentaba una sencilla definición de la vida eterna. Primero, la vida eterna es acerca de conocer al “único Dios verdadero”. El término “conocer” se refiere a una íntima relación que está fundada en la experiencia personal. Esta experiencia personal no está basada en rumores, ni tampoco tiene que ver con dioses paganos que se debían apaciguar como creían los gentiles.

Es una experiencia con Dios, quien es el único auténtico y genuino Dios de toda la creación (Salmo 104). Los que creen en Él, y a quienes se les ha dado la vida eterna por medio de Jesús, lo pueden conocer íntimamente.

Segundo, ya que Jesús fue el único a quien el Padre “envió” y quien siempre tuvo el cuidado de hacer lo que el Padre deseaba, Su unión y misión con el Padre le da validez como su instrumento de salvación (Juan 8:29). Y ya que a Jesús se le dio la autoridad para dar vida eterna a los que el Padre provee, el conocer y experimentar al Hijo mediante la fe es la única forma de que todos los creyentes conozcan y experimenten al Padre (Juan 12:45; 14:6).

Por lo tanto, la oración por la dádiva de la vida eterna debe incluir la oración pidiendo que los perdidos experimenten el don de la vida eterna a través de Jesús (Colosenses 1:13-14). Además, ya que la experiencia de la vida eterna no se estanca, sino que se basa en una fe dinámica y viviente, los nuevos creyentes necesitan seguir creciendo en Cristo a través de su diario andar en la vida eterna (Romanos 12:1-2; 1 Pedro 2:1-12). Así que, orar por la dádiva de la vida eterna es orar tanto por la salvación de los perdidos como por la santificación de los santos. ¿Cómo le va a usted en este empeño?

Peticiones:
• Señor, haz que mi corazón arda por orar por aquellos que necesitan conocerte por
primera vez o de una manera más íntima.
• Padre, ayuda a mi iglesia a estimular la oración por la vida eterna.

Día 7

Juan 17:2 “Como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna…”
EL DON DEL PADRE

Smith Hyde, el padre terrenal de John “Oración” Hyde, era un santo pastor y padre de seis. Smith Hyde también era un ministro presbiteriano que creía en guiar a su iglesia y a su familia en oración. Desde temprano Hyde escuchó a su padre orar a Dios desde el púlpito, pidiendo que levantara obreros para cosechar los campos. Pero fue el don del diario compromiso del padre orando con la familia lo que dejó una impresión tan profunda en la vida de intercesión de Hyde.

Este don de la oración eventualmente produjo mucho fruto para el reino mediante la intercesión y el servicio de Hyde a favor del pueblo Punjab en la India. La intercesión de Hyde, por sus compañeros de clase en el seminario, a menudo se ve como una de sus mayores contribuciones a las misiones de aquel entonces. Una vez que Hyde se entregó a las misiones mientras estaba en el seminario, comenzó a reunirse con sus compañeros, uno a uno, en caminatas de oración a lo largo del campo para animarlos a participar en las misiones. Él se comprometía a orar por aquellos que parecían estar dispuestos. Pronto, veintiséis de sus compañeros se rindieron al Señor y se involucraron en las misiones en el extranjero.

En Juan 17:2, Jesús oró en específico “para que dé vida eterna” que el Padre le había dado. Poder dar vida eterna era el resultado directo de la glorificación del Padre cuando Jesús lo obedeció y fue a la cruz, fue resucitado de los muertos y ascendió a la mano derecha de Dios donde se sienta eternamente, intercediendo por los santos (Hebreos 7:25).

Ya que la obediencia de Jesús exaltó y glorificó al Padre, le fue dado a Jesús “toda” la “autoridad” y el poder y jurisdicción del padre para gobernar y otorgar vida eterna a todos. Gracias a este don, Jesús entonces oró pidiendo que los propósitos de Dios se cumplieran a medida que Él cumplía Su misión para ser el instrumento de Su Padre, dando la vida eterna a tanta gente como el Padre le había dado a Él. De esta manera, Jesús intercedió a favor de los que no tenían vida eterna.

Mediante la intercesión, el don de la vida eterna fluye del Padre, a través de Jesús, a una humanidad perdida que no tiene la esperanza de escapar de la condena eterna aparte del don de la vida eterna que viene de Jesús. Así que la cruz no fue un instrumento de derrota, sino de victoria porque a Jesús ahora se le dió poder para otorgar vida eterna.

El impacto del don de la oración del padre de Hyde y el altar de su familia produjo una intercesión y servicio fructíferos a lo largo de la vida y ministerio de Hyde. De modo similar, el impacto del don de la autoridad del Padre para otorgar la vida eterna mediante Jesús produjo una intercesión a favor de la redención de la humanidad perdida y la dádiva de la vida eterna a un mundo perdido.

¿Están sus hijos y otros aprendiendo de usted el valor del don de la intercesión para la vida eterna? ¿Qué está usted haciendo con el don de su Padre?

Día 6

Juan 17:1 “Para que también tu Hijo te glorifique Ti”
AGRADAR AL PADRE POR MEDIO DE LA ORACIÓN

Vinculados a la glorificación /exaltación de Jesús, y el tema del Padre, están Las tres veces que Jesús dice “levantado” en el Evangelio de Juan (Juan 3:14-15; Juan 8:28; Juan 12:32). El Padre es glorificado mientras que el Hijo es levantado en la cruz, fuera de la tumba y a la derecha del Padre, donde Él se sienta eternamente para interceder por aquellos que creen (Hebreos 7:25).
Tres verdades salen a relucir en el versículo uno de esta oración de Jesús.

Primera verdad: El Padre se hace conocer y glorificar cuando Jesús obedece al Padre y lo levanta en la cruz. En Juan 3:14-15, Jesús compara el suceso de la cruz con el presagio que se encuentra en Números 21. En Números 21, Moisés levantó la serpiente de bronce en el asta, brindando así la manera de salvar a los israelitas de la muerte cuando las serpientes ardientes los mordieran. De la misma manera, Jesús debe (lo cual es un imperativo divino) ser levantado en la cruz de manera que “todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:15).

Segunda verdad: En Juan 8:28-29: Jesús oró en cuanto a levantarse de la tumba. Note Sus palabras, “Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis [sus seguidores] que yo soy [el Mesías] y que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre …porque yo hago siempre lo que le agrada”. Jesús estaba orando por la glorificación del Padre mediante Su resurrección. Ese fue el momento en que Sus seguidores comenzaron verdaderamente a reconocer que Jesús sí era quien decía ser: el Mesías.

Tercera verdad: En Juan 12:32, cuando Jesús oró pidiendo ser levantado, estaba orando en previsión de la cruz, la resurrección y Su exaltación (ascensión). Cuando Jesús fue levantado al lado derecho del Padre (por lo cual Él también oró en Juan 17:5), el Espíritu fue enviado y comenzó Su obra de atraer a toda la gente al Padre por medio del Hijo (Juan 12:32; 16:8). A medida que Jesús fue glorificado, el mundo perdido fue redimido y por fin el Padre fue conocido y glorificado. Eso está en el corazón de la oración de nuestro Salvador. Por lo tanto, Él quería agradar a Su Padre con Su oración. ¿Se puede decir esto mismo de nuestras oraciones?

Durante mi crianza, mi figura paterna era mi abuelo materno. En su juventud, él fue un experto jugador de pelota. Era especialmente conocido por batear jonrones. Una vez, cuando yo jugaba en la “Little League” de Pelota, intenté batear un jonrón para agradar a mi abuelo. Así que, cuando el lanzador tiró la pelota, yo le di con la intención de pasar la pelota por encima de la cerca. En mi tercer intento conecté un golpe sólido. Mientras que la pelota iba por la valla, el jardinero del centro llegó a la cerca y agarró la pelota. Yo estaba muy triste porque quería complacer a mi abuelo y hacerlo sentir orgulloso de mí al batear un jonrón. Pero después del juego él me aseguró que estaba orgulloso de mí y que le honraba que yo quisiera ser como él y que quisiera agradarlo.

En el texto de hoy, todo el propósito de la oración de Jesús para Su glorificación era agradar y glorificar a Su Padre. Como cristianos, a menudo tratamos de hacer que lo importante de la cruz tenga que ver con nosotros y con el deseo de Dios para salvarnos. Sin embargo, en primer lugar, la cruz tiene que ver con el deseo de Jesús de obedecer y agradar a Su Padre. La cruz está centrada en Dios y no en el hombre. Jesús quería que Dios el Padre recibiera toda la gloria y honra a medida que Él oraba, obedecía y vivía una vida sacrificada. ¿Se podrá decir esto de nosotros?

Día 5

Juan 17:1 “Glorifica a tu Hijo”
TODO TIENE QUE VER CON JESÚS

Hace unos años, mientras yo servía en la oficina de oración de la Junta de Misiones Norteamericanas, me invitaron a asistir a una mesa redonda de evangelismo interdenominacional acerca del papel de la oración en el evangelismo. La Asociación de Evangelismo de Billy Graham patrocinó esta reunión en Wheaton College. El salón estaba lleno de profesores del seminario, líderes de organizaciones cristianas, líderes denominacionales y practicantes de la oración.

Había una gran cantidad de personas del mundo evangélico que eran gigantes de la oración, de avivamientos y evangelismo, y yo estaba realmente ansioso de aprender de estos líderes espirituales. Una de estos líderes y practicantes era Evelyn Christenson, una prolífica escritora sobre la oración y una verdadera mujer de Dios. La discusión del grupo se calentaba y se intensificaba por momentos cuando los líderes hablaban con gran pasión, pericia y experiencia en cuanto al papel de la oración en la misión de evangelismo. Entonces, en un momento cardinal en que el grupo buscaba una palabra que los pudiera unir en sus últimos pensamientos y declaraciones, Evelyn Christenson se paró y habló. Ella dijo algo así: “En realidad, no soy la persona más educada o espiritual en este salón, pero me parece que al asociar la oración con el evangelismo, necesitamos volver atrás, a la verdad básica”. Durante un momento el salón permaneció en silencio mientras ella hacía una pausa. Luego continuó: “Debemos hacer que nuestra oración y nuestro evangelismo tengan que ver con Jesús”. El salón prorrumpió en amenes, aplausos y afirmaciones.

En el texto de hoy, Jesús oró por Su glorificación. La glorificación es un rico concepto en el libro de Juan y se refiere a dar el aprecio, la posición y el honor apropiados. Sin embargo, en el corazón de la petición de Jesús, en cuanto a que el Padre los “glorificara”, es muy distinto a lo creemos que significa exaltar a alguien o darle la estima propia que merece como un líder. En el contexto de esta oración, “glorificar” es una petición intensa, urgente e imperativa de Jesús que, de hecho, se refiere a Su papel mesiánico como el siervo exaltado y sufriente en Isaías 52:13 – 53:12.

Para que el Padre exaltara a Jesús a Su posición legítima y lugar de honor como el siervo exaltado y Mesías, Jesús tenía que sufrir su papel del “siervo sufriente” en Isaías 53. La glorificación de Jesús, por lo tanto, se relaciona al triple proceso de Su crucifixión, resurrección y ascensión. Su acto de obediencia, al rendirse a la cruz, permite la consumación de la obra de Cristo más allá de este hecho. Su deseo principal era agradar al Padre.

Esta desinteresada oración es central para comprender lo que significa orar a Dios para cumplir Su propósito mediante nuestras vidas como seguidores Suyos. Significa que “Es necesario que él crezca, para que yo mengüe” (Juan 3:30). Realmente, todo esto tendrá que ver con Jesús, Él está donde comienza el avivamiento. ¿Qué hará usted?

Día 4

Juan 17:1 Jesús dijo: “Padre, la hora ha llegado”.
EL TIEMPO DE DIOS ES PERFECTO

Cuando Dios se movió en Norteamérica durante la década de un despertar mundial (1901-1910), la evidencia del cronometraje perfecto de Dios se vio a lo largo de muchos estados donde las iglesias estaban menguando en su vitalidad y compromiso espiritual con la misión. A medida que Dios comenzó a moverse, las reuniones de oración se convirtieron en el corazón de estos movimientos.

Estas reuniones surgieron de una manera espontánea en las comunidades, en los terrenos universitarios y en las iglesias. Una de estas reuniones se celebró en el Instituto Bíblico Moody, en Chicago, donde 300-400 personas se reunirían todos los sábados por la noche a orar por un avivamiento mundial. R.A. Torrey, el presidente de Moody, y algunos de sus asociados a menudo se encontraban después de estas reuniones para continuar orando por la obra del Espíritu de Dios. En una de estas reuniones Torrey clamó, pidiendo que Dios lo enviara alrededor del mundo a predicar el evangelio.

Con el tiempo, esa oración se vio contestada cuando de repente invitaron a Torrey a ir a Australia para comenzar una serie de avivamientos y cruzadas a lo largo de la nación. Este fue el comienzo de la campaña mundial de Torrey, que vio a cientos de miles de convertidos a Cristo. La hora de Dios para el ministerio de Torrey llegó a un buen término, precisamente a tiempo para iniciar el Avivamiento Mundial de 1901-1910.

En el texto de hoy Jesús oró al Padre en cuanto a la hora oportuna de Dios para Su vida. Esto sucedió cuando la historia estuvo lista para que el Mesías llegara, cumpliera y luego terminara Su ministerio terrenal. El usó del término “ha llegado” describe un momento del tiempo en que Dios interviene en el tiempo cronológico para cumplir Su propósito redentor y santo.

Solo Dios puede hacer eso. Esta fue una cita divina para que Jesús completara Su misión al ir a la cruz. Ahora Su misión llegaba a su clímax en el tiempo y manera perfecta de Dios. Jesús estuvo consciente del momento oportuno del Padre, mientras que el Padre obraba Su propósito eterno mediante la vida de Jesús. Su habilidad para discernir la hora del Padre surgió gracias al andar íntimo de Jesús con el Padre.

Hacer la voluntad del Padre siempre fue una prioridad para Jesús, Él no hacía nada aparte de lo que veía hacer al Padre. Hoy la iglesia norteamericana necesita con urgencia un avivamiento. Al mismo tiempo, Dios está movilizando a Su pueblo para que ore a favor de un avivamiento y un despertar espiritual.

¿Es esta la hora y el tiempo de Dios para que llegue un avivamiento? Solo el pasar del tiempo nos lo dirá, pero una cosa es segura, el momento propicio de Dios siempre es perfecto. ¿Qué hará usted?

Día 3

Juan 17:1 Jesús dijo: “…la hora ha llegado”.
LA HORA DE DIOS

Si alguien sabe algo acerca de la hora oportuna de Dios, es Delos Miles. Cuando Miles tenía 15 años, se inscribió en el ejército durante la guerra en Corea. Asignaron su unidad al frente de la lucha cuando el ejército de la China roja entró a la guerra para ayudar a los coreanos del norte. El cúmulo masivo de estas tropas cerca al Embalse Chosin permitió que los chinos invadieran la posición de las fuerzas de EE.UU.

Debido a esto, Delos Miles se vió en una trinchera rodeado de todos sus compañeros soldados muertos. Cuando los chinos invadieron su posición, Miles se tiró al fondo de la trinchera y se hizo pasar por muerto. A los pocos minutos un soldado chino saltó a la trinchera disparando. Miles no resultó herido, excepto por su dedo meñique.

El soldado chino volteó a Miles y puso el barril de la AK-47 en la frente de Miles. En ese momento Delos Miles, arrepentido, gritó en silencio a Dios y le dijo que si le salvaba la vida, él le serviría durante el resto de su vida. Él sabía que ese momento estaba en las manos de Dios, viviría o moriría en esa trinchera, dependiendo del propósito que Dios tuviera para su vida. Esta era la hora en que Dios obraría Su propósito eterno en la vida de Miles.

De manera milagrosa, cuando el soldado chino apretó el gatillo, la bala no entró en la cabeza de Miles sino que rebotó alrededor de su cabeza y oreja. Ni siquiera perdió la conciencia. Dios le preservó la vida. Esa no era la hora que Dios tenía para la muerte de Delos Miles. Pero sí era la hora de Dios para que Miles comenzara su peregrinaje, experimentando cómo Dios llevaría a cabo Sus propósitos a lo largo de la vida de Miles.

Pasado un tiempo, Miles pudo llegar a salvo a las líneas americanas y entonces cumplió con su promesa a Dios. Se convirtió en pastor, líder de evangelismo para su denominación y más adelante llegó a ser profesor en el seminario.

En el versículo de hoy, Jesús oró por la “hora” de Dios. El término “hora” representa el momento oportuno de Dios y señala que Jesús comprendía el propósito eterno del Padre que se estaba logrando mediante Su vida. ¿A cuál hora se está refiriendo Jesús? Se refiere a la hora del Padre, la hora de la cruz y el cumplimiento de la misión de Cristo. Jesús entendió qué significaba la hora y oró de acuerdo con eso. ¿Y nosotros, entendemos la hora de Dios?

Desde luego, sabemos la fecha y la hora cronológica, pero esto se refiere a la hora del Padre, la hora y propósitos de Dios que se están cumpliendo en la historia. Jesús sabía que ese era el momento oportuno de Dios, la hora en que el Padre estaba cumpliendo Su propósito redentor y Santo mediante la muerte, entierro, resurrección y ascensión de Él (Gálatas 4:4). De modo que la hora de Dios afectó la manera en que Jesús oró. Debido a la íntima relación con Su Padre, Jesús fue capaz de discernir lo que el Padre estaba haciendo en Su mundo y cómo se relacionó a Su vida. Así que fue capaz de orar de acuerdo con esto. Jesús modeló un componente clave de la oración efectiva para el reino, Él oró de acuerdo con la hora del Padre.

¿Cuál es la hora del Padre para tu vida y cómo la hora del Padre influye en la manera en que oras?

Día 2

Juan 17:1 “Jesús …dijo: Padre”.
UNA VIDA ESPIRITUAL VITAL

Una de las grandes bendiciones que los creyentes tienen en la vida es estar rodeados de creyentes más maduros y experimentados en la fe. A lo largo de los años yo he tenido la bendición de tener a muchos santos experimentados que han invertido tiempo en mi peregrinaje como un seguidor de Jesús. En años más recientes Dios me dio el privilegio de aprender de un hombre de muy ejercitado en la oración. Su andar con Dios, incluso a su avanzada edad es muy vital y vivo.

Fred Lunsford de 96 años de edad, es veterano de la Segunda Guerra Mundial, pastor retirado y misionero de la asociación Bautista que tiene un andar vital y real con Jesús. Cuando él ora, es como si estuviera en la presencia de su Padre celestial. Sus palabras son genuinas; él dirá cosas como: “Dios, tú estás tan cerca y eres tan real. Yo siento tu presencia aquí conmigo. Gracias, Padre bueno, ¡a Ti sea la Gloria!”.

Cuando usted lo escucha orar, sabe que su intimidad con Dios no es por casualidad, sino que surge de una vida que ha andado con el Padre. La vida de oración de Fred Lunsford se enfoca verdaderamente en un andar vital e íntimo con Jesús.

En Juan 17:1, Jesús comienza Su oración como sumo sacerdote con la palabra “Padre”. El uso de este término señala que la intimidad y la relación eran centrales para Jesús y Su andar con el Padre. También muestra que la oración está enraizada en una relación íntima y vital que Jesús tiene con Dios, Su Padre. Su Padre no es un dios o deidad desconocido en los cielos. Él es Su “Padre”, uno a quien Jesús conoce personalmente y con quien está íntimamente relacionado.

Ya que en Juan 17 se usó seis veces “Padre”, en este capítulo los hilos de intimidad y relación se tejen a lo largo de toda la oración. Esta dedicación de Jesús a una relación vital e íntima con el Padre nos desafía como creyentes a siempre hacer que la oración se enfoque en el Padre, en lugar de en una lista de nuestros deseos e incluso de nosotros mismos.

Nótese que Jesús no comenzó esta oración de suma importancia con “Yo”, sino con “Padre”. A menudo nosotros tenemos la tendencia de orar como si se tratara de algo que hacemos exclusivamente para obtener lo que queremos, necesitamos, o para hacer que Dios bendiga nuestros planes y trabajos. Esto tiende a convertir la oración en un ritual o en una tarea. Cuando Jesús emplea el término íntimo “Padre”, Él demuestra que la oración es relacional y tiene que ver con lo que somos y no sólo con lo que hacemos. Como cristianos, nunca podemos separarnos, a nosotros mismos, de nuestras oraciones. Dios le contesta a Sus seguidores, y no solamente a las oraciones que hacen.

Al orar por un avivamiento y un despertar espiritual, no oremos como si fuera una tarea, sino como resultado de tener una relación, una vida espiritual vital e íntima con nuestro Padre.

Día 1

Juan 17:1 “Jesús…levantando los ojos al cielo”.
¿EN DÓNDE ESTÁ ENFOCADA TU MIRADA?

Una vez, cuando jugaba béisbol en los primeros años de la escuela superior, yo estaba en la segunda base listo para correr a tercera base. Cuando el lanzador tiraba la pelota, yo avanzaba bastante hasta la tercera base para tratar de robarla. Si me adelantaba mucho, existía la posibilidad de que el lanzador principal tirara la pelota hacia el jugador de la segunda base para que yo quedara fuera si mi pie no estaba tocando la segunda base como se suponía.

En este día en particular se estaba formando una tormenta en el horizonte. Debo confesar que yo estaba distraído y me enfoqué más en las nubes que se acercaban que en la posibilidad de que el lanzador tirara la pelota para mantenerme cerca a la segunda base.

Entonces, el jugador de segunda base se acercó y me dijo: “Oye, viene una buena tormenta”. Yo miré fijamente a las nubes y dije: “Sí, parece que pronto comenzará la tormenta”. En ese preciso momento escuché el golpe de la pelota cayendo en el guante del jugador y mi pie no estaba en la segunda base por lo cual quedé fuera. Me sorprendieron mirando las nubes y no al lanzador y me sacaron. Demás está decir que mi entrenador no estaba muy contento conmigo porque yo estaba mirando las nubes en vez del juego.

En Juan 17:1, que es el último capítulo del discurso de despedida de Jesús que se narra desde Juan capítulos 13 al 17, las Escrituras dicen que Jesús levantó “los ojos al cielo”.

Su mirada no estaba en Su presente y ni siquiera en las circunstancias que se avecinaban. Muchas cosas se venían encima que podían haberlo distraído, uno de Sus seguidores cercanos lo iba a traicionar, le pegarían, lo humillarían y lo harían sufrir una muerte cruel en la cruz. Él sufriría por los pecados del mundo en las manos de Su Padre; pero Sus ojos estaban fijos en Su Padre en el cielo.

Esto es significante y hay dos verdades que se destacan con relación a este versículo y a la mirada de un creyente en oración.

Primero, el texto muestra que Jesús estaba concentrado en mantener Sus ojos y enfoque en el Padre, sin considerar lo que estuviera sucediendo a Su derredor. Él no permitiría que las circunstancias presentes lo distrajeran o le impidieran enfocar Su corazón y oraciones a Su Padre en el cielo. Este compromiso aseguraría que Sus oraciones no solo estuvieran centradas en Dios sino también enfocadas en el Reino.

Segundo, Jesús modela una dependencia inquebrantable en el Padre. Él sabía que Su Padre era Su única ayuda y esperanza. Ahí es donde Él enfocaba Su mirada porque Él confiaba en que Su Padre lograría Su voluntad mediante Su vida. La dependencia total en el Padre es necesaria si los propósitos de Dios se van a lograr mediante las vidas de los creyentes. Esta dependencia comienza con la oración.

El avivamiento no llegará a la Iglesia hasta que la Iglesia asemeje la vida de oración de Jesús. Al igual que Jesús debemos enfocar nuestra mirada al Padre y depender de Él.