El 15 de Diciembre de este año es elegible para libertad condicional el artista de la estafa Steven J. Russell quien se hizo famoso por las películas y series que se hicieron acerca de sus fraudes.
El 20 de marzo de 1998, Russell haciéndose pasar por un millonario tramitaba un préstamo de $75,000 dólares en un banco en Dallas Texas, el banco sospechó de él y contactó a la policía, Russell fingió un ataque cardíaco y fue transportado al hospital en donde se le colocó un guardia a la puerta de su habitación. Russell llamó al hospital desde el interior de su habitación haciéndose pasar por un agente del FBI y le indicó al guardia en su propia puerta que podía dejar ir al detenido, el guardia cayó en el embuste y lo dejó escapar. Fue recapturado dos semanas más tarde.
Russell está cumpliendo una condena de 144 años porque después de encarcelado escapó tres veces haciéndose pasar por abogado, por guardia y fingiendo estar enfermo de sida; las autoridades temen tanto ser engañados de nuevo por él que sólo le permiten salir de su celda una hora al día.
El engaño no es algo nuevo, es algo que ha estado con nosotros desde el principio, la serpiente engañó a Eva, hasta hoy billones de personas son engañadas en pensar que todas las religiones conducen a Dios. Jesucristo nos lo advirtió: “Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos” (Mateo 24:11). Pablo nos previno “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo” (Colosenses 2:8).
La promesa de Dios no es engañosa y está firme “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (Hechos 16:31).
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