Yo no tengo la costumbre de mirar mucha televisión sino me gusta más leer, pero cuando quiero desconectarme de todo miro algún programa, no me ayuda totalmente porque como pastor es imposible mirar algo sin juzgar su moralidad y enseñanza, y además gravitamos a establecer la conexión con la verdad bíblica y nuestra vida, eso mismo me pasó mientras miraba un episodio de la serie Flash.
Flash es un héroe con muchos problemas pasados y presentes, la muerte de su madre, la encarcelación injusta de su padre quien al ser liberado muere, y ahora utilizando una herramienta para resolver otros problemas presentes logra ver el futuro sólo para darse cuenta que el amor de toda su vida moriría dentro de poco, como si toda esa carga no fuera suficiente siempre tiene que estar en dos lugares al mismo tiempo porque también tiene un empleo regular, es parte del equipo forense de la policía de ciudad central.
El problema que enfrentaba era que el villano lo derrotaba una y otra vez como si conociera sus pensamientos, y sus amigos y él descubrieron que eso era precisamente lo que el villano hacía, entonces sus amigos borraron su memoria y fue así como logró derrotarlo. Al descansar su mente de toda la carga que lo agobiaba no solo venció al villano sino también logró un beneficio adicional, se volvió un tipo feliz con mayor capacidad de ayudar a otros.
Todo el asunto me hizo pensar en los pastores, cada uno es diferente pero somos una mezcla de lo mismo, todos tenemos problemas familiares, eclesiales, y personales, además muchos no somos ministros de tiempo completo, porque los que hemos sido llamados al ministerio podemos testificar que no nos metimos a esto porque había dinero en ello y entonces nos toca trabajar en labores seculares, y todo esto no es cosa nueva, dice al principio de hechos 18 que Pablo se juntó con Aquila y Priscila a hacer tiendas porque ese era el oficio de ellos.
También lo dice como encabezado de todas las dificultades que atravesaba en el ministerio las cuales describe con lujo de detalles en la 1 de Corintios 11:23-33, cosas que muchos de nosotros todavía no hemos sufrido, aunque no dudo que algunas de ellas ya las hayamos experimentado; Pablo fue azotado con látigo y con varas, fue apedreado, pasó hambre, sed, desnudez, desvelos, y frío. Fue encarcelado, y naufragó. Estuvo en peligros con diferentes gentes: gobernadores, judíos, gentiles, con falsos hermanos y con ladrones. En diferentes lugares: en la ciudad, en los ríos, en el desierto, en el mar, arriesgando la vida constantemente y en el 28 nos confía que también lo acosa la preocupación por la Iglesia. Puedo agregar que nosotros tenemos una preocupación que Pablo no tenía y es la preocupación por el bienestar de nuestra esposa y nuestros hijos.
Pero hay una cosa que es curiosa, que el amor al que nos llamó es tal que dejamos toda comodidad, todo descanso, toda oportunidad económicamente conveniente, para hacer todo lo que nos manda el Jesús que nos salvó, porque entendemos que la tarea es única y su trascendencia eterna.
Pero hermanos no podemos hacer la tarea efectivamente si no tomamos el consejo que nos dió Salomón en Eclesiastés 10:10 “Si se embotare el hierro, y su filo no fuere amolado, hay que añadir entonces más fuerza; pero la sabiduría es provechosa para dirigir.”
Teniendo tan grande descanso en nuestras almas sabiendo que Cristo perdonó nuestro pecado para siempre, tengamos también un poco de descanso físico intencional de manera que podamos seguir realizando la tarea que nos encomendó.
La crisis que atravesamos es también una pausa que Dios permitió en la que nos da la oportunidad de reorganizar nuestras vidas, de hacer ministerio mientras disfrutamos de nuestra familia y nuestra casa.
Cuando Flash descansó su mente pudo derrotar al enemigo y ayudar a las personas; los héroes sin superpoderes no somos tan diferentes, si aprovechamos esta pausa para descargar nuestra mente podemos regresar con más “filo” a vencer más efectivamente al enemigo ayudando a las personas a llegar a los pies de Cristo y a guiarlos a permanecer en santidad por el tiempo que el Señor nos los permita.
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