Es una enfermedad transmitida entre animales o incluso de animales a humanos. La rabia es un ejemplo de enfermedad zoonótica, y es una infección transmitida por medio de la saliva del animal la cual ingresa al torrente sanguíneo de la víctima por medio de una membrana mucosa como la boca, ojos o nariz o en una ruptura de la piel como una mordida o un arañazo.
La rabia es una enfermedad mortal de cuatro fases, la primera es solamente inflamación cutánea alrededor de la herida, la segunda son síntomas similares a los de la influenza, la tercera tiene más manifestaciones; sale espuma de la boca, hay una aversión descontrolada al agua y nausea acompañada de vómito. En la última fase la víctima es incapaz de mantenerse quieta, no obedece órdenes, parece desubicado y es altamente agresivo.
Los perros domésticos y los gatos son los portadores más comunes de la rabia y dependiendo de la ubicación geográfica también lo son los murciélagos. Las buenas noticias es que hay vacunas para perros y para gatos que previenen la enfermedad, lo que la hace una enfermedad 100% prevenible.
También existen vacunas para las víctimas. Pero de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la rabia cobra 59,000 vidas al año, eso es porque las personas no buscan tratamiento inmediato volviéndola una enfermedad 99% mortal.
Quienes mueren de rabia lo hacen porque no creen que su inocente mascota pueda matarlos, y al sentir síntomas no ven la urgencia de conseguir tratamiento.
Así mismo es el pecado, hay vacuna, es la salvación por medio del arrepentimiento y la fe en nuestro Señor Jesucristo, pero cobra un sinnúmero de víctimas, porque los afectados no ven la urgencia, no piensan que el pecado es algo serio o mortal, o simplemente no creen que la muerte esté cerca.
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