Las vasijas según el diccionario Bíblico Holman pueden ser de madera, piedra, metal, o de arcilla; siendo ésta última la más popular de todos los materiales por la accesibilidad que resulta en un bajo costo. Al arte de hacer recipientes de arcilla se le llama alfarería. En los tiempos bíblicos la alfarería era muy común, esto se evidencia en las abundantes menciones que hay en la biblia tanto de alfareros, como de los vasos de barro.
Una de las características más conocidas de las obras de alfarería es que eran frágiles, ésto es, fáciles de astillar o resquebrajar. En la 2 Corintios 4:7 dice que “tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros”.
Pablo el apóstol esta haciendo referencia al uso que tenían las vasijas en su tiempo, artículos frágiles que resguardaban cosas de valor, tal como grano, aceite, vino y hasta documentos (Jeremías 32:14); es en vasijas de barro que los rollos del mar muerto fueron encontrados y su valor es incalculable.
También está haciendo uso de la figura retórica para poner en evidencia que los envases débiles a los que se refiere son nuestros cuerpos, los cuales Dios utiliza para contener algo de mucho valor; según los versículos que preceden al expuesto anteriormente, el tesoro es la predicación del evangelio de Jesucristo.
A la verdad, nada de lo que el mundo valora en éste envase es eterno, color de piel, color de ojos, color de cabello, altura, clase, inteligencia, fuerza, juventud; es todo frágil e indefectiblemente en camino de regreso al polvo.
Pero el Señor vió a bien depositar en nosotros tanto Su Espíritu Santo como el ministerio de la salvación. La intención es que tú también lo recibas y seas lo que Él quiere hacer de tí. Jeremías 18:4 “La vasija de barro que él hacía se deshizo en su mano, así que él volvió a hacer otra vasija, tal y como él quería hacerla.”
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