El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua muestra como único significado para la palabra autogestión al sistema de organización de una empresa según el cual los trabajadores participan en todas las decisiones.
Pero el término es utilizado informalmente para expresar la capacidad de una persona de administrarse a sí misma, es decir, hacer lo necesario sin que nadie tenga que recordartelo. La palabra es de uso muy poco frecuente en un mundo donde la balanza se ha inclinado completamente hacia lo motivacional, que es cuando alguien te convence o te anima a hacer algo.
En la biblia podemos encontrar evidencia tanto de la motivación como también de la autogestión, pero hay un balance. Puedes observar como Dios motiva a las personas, pero también puedes ver a las personas buscando hacer lo necesario por ellas mismas.
Un ejemplo claro lo vemos en el Salmo 119, el cual es el Salmo más largo de todos, cuenta con 176 versículos y no encontramos en él una sola orden, sino a un salmista que constantemente se invita a si mismo a hacer lo correcto, para muestra un botón, el versículo 60 dice: “Me apresuré y no me retardé en guardar tus mandamientos.” No se trata de que alguien te pida, o de que alguien te anime, se trata de que debe hacerse, de hecho, todo el Salmo parece un ruego para recibir por gracia lo necesario para hacer lo que Dios manda.
El Cristiano que ha recibido a Cristo y no ha continuado el proceso de crecimiento sino se mantiene en su anterior manera de ser, no ha entendido de qué se trata el cristianismo. Cristiano no es el que no falta a la iglesia, eso es ser religioso. Cristiano es el que se parece más a Cristo cada día sin necesidad de que nadie lo ande empujando; alguien que autogestiona su relación con Dios.
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