Es un conjunto de características de la voz humana que pueden medirse y representarse mediante una fórmula matemática y una representación gráfica las cuales identifican exclusivamente a un individuo. Se utilizan para sistemas de identificación que iniciaron en los años 60s.
A pesar de que la identidad única detrás de una voz parece ser un descubrimiento moderno, el libro de Juan capítulo 10 nos cuenta que Jesús lo menciona mientras habla con unos judíos que estaban confundidos acerca de la identidad de Él.
Juan 10:25-28 “Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.”
Me pareció extraño el ejemplo, hasta que leí acerca del momento del día en que en las tierra bíblicas se abrevan las ovejas, todos los pastores las llevan a la misma hora y al mismo lugar, porque en tierras áridas nunca hay muchos lugares a donde ir, las ovejas de un rebaño no se quedan juntas sino que se entremezclan con las ovejas de diferentes rebaños, son cientos de rebaños y miles de ovejas. Para llevarse solamente sus ovejas los pastores emiten sonidos. Unos silban, otros utilizan instrumentos de viento pero muchos llaman con su voz, curiosamente las ovejas la reconocen.
La responsabilidad de seguir al pastor correcto es responsabilidad de la oveja quien debe distinguir el sonido único y distintivo de su pastor. Los judíos no distinguían la voz de Jesús. ¿La distingues tú?
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” (Apocalipsis 3:20).
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